Sí buscamos un poco entre los estándares básicos de los fansubs populares podremos deducir unas cuantas cualidades que definen hasta cierto punto la “calidad” de los mismos: una traducción correcta, una ortografía perfecta, una calidad de vídeo cojonuda y sin defectos, una edición de alto nivel, y depende de a quiénes preguntemos, el uso de honoríficos, jerga española y demás detalles. Vamos, que un fansub “perfecto” cumpliría con todas esas características y, sería (sin serlo) lo más cercano a un fansub “profesional“, un fansub con más experiencia que el resto y con el que compararse los demás.
Si unos fans que hacen algo por gusto han de apuntar siempre a lo más alto en lo que hacen, es de suponer que los motivos que les llevan a ello es compararse con las empresas de verdad, con las que nos cobran por sus contenidos y nos dan ejemplo… o no. Últimamente estoy viendo ejemplos en todo tipo de medios que me hacen dudar bastante de la “profesionalidad” de los “profesionales“, lo cual me hace valorar todavía más el esfuerzo que un fansub hace.
La traducción y la ortografía es el primer punto curioso. No es que vea mucho anime doblado como para ir viendo si traducen bien o no (tampoco tengo nivel de japonés como para hacer una crítica cojonuda al respecto), pero sí que leo libros, todo lo que puedo, y algo de manga. Si recordáis mi entrada sobre Editoriales sin Vergüenza, en la que criticaba la primera novela de Haruhi por sus múltiples fallos, os tengo que decir que no es para nada un caso único. A diario me encuentro con libros con faltas de ortografía, con traducciones dignas de google translator o con unas páginas que dan vergüenza ajena. Si cuento también una equivalencia de encode=papel, el papel que usan algunos es digno de limpiarse el culo con él (¿alguien ha dicho “nuevo papel de Glénat”?). Un ejemplo de lo de las faltas es Los jardines de la luna, primer libro de Malaz y en su nueva edición de La factoría de ideas, que a veces se me ha saltado alguna sonrisa al ver las cagaditas que meten.
Para comparar el encode y la edición, me voy a ir a los formatos de vídeo habituales: DVD y BD. A día de hoy comparar los DVDs con la calidad que ofrecen muchos fansubs es tontería, y es que comparar la resolución de los mismos con los 720p habituales de la mayoría de fansubs se antoja algo ridículo. Con los BDs no hay mucha queja, puesto que en general están editados correctamente y los problemas que tengamos aquí de vídeo suelen venir ya “de fábrica“. ¿Pero y en edición? Si a día de hoy queremos ver una serie de anime, o una película americana cualquiera en versión original con subtítulos, los ojos peligran. Los subtítulos no han mejorado una mierda en todos estos años, así que el que no encajen los tiempos, que la fuente con la que los veamos sea horrorosa o que la traducción de los mismos se coma la mitad de las frases sigue siendo habitual.
Sobre el tema de las palabras japonesas y los honoríficos en el anime, tema de opiniones tan dispares, tengo un caso curioso. El otro día estaba sentado viendo la televisión cuando comenzaron a pasar un episodio de Stitch en el Disney Channel, ya sabéis, de la serie de anime en la que Stitch vive con una niña japonesa en una isla. Cuál fue mi sorpresa al escuchar que en el episodio, la pequeña niña decía que iba a ver a un “youkai” de la isla. Espera, ¿youkai? Vale que los “youkai” son algo tradicional del folklore japonés y como tales no tienen una traducción exacta a nuestro idioma, pero me resultó curioso escuchar tal palabra. La cosa es que no es la primera ni la última vez que escucho palabras japonesas y honoríficos en un doblaje, ni tampoco en la televisión reciente.
Aunque no entre dentro del fansubeo como tal, pero sí está ligado a él, el tema de los flames y demás tampoco es territorio exclusivo de las comunidades de internet. El reciente caso del señor Vigalondo, que por un comentario sarcástico ha visto como se le echaba medio mundo encima es un buen ejemplo de exageración de “errores” en el mundo profesional. ¿Por qué se critica tanto a los flamers en el fansubeo? Comprendo que puede ser porque tocan las pelotas o simplemente cansan, pero desde luego los medios profesionales no son un ejemplo de buena actitud y compañerismo. Las “puñaladas” en el mundo profesional están hasta bien vistas. Comprobad si no los movimientos de algunas grandes empresas que se dedican a putear a las pequeñas para hacerse con ellas o simplemente evitar que hagan algo que pueda pisarles terreno.
Viendo cómo está el panorama profesional en general y las cosas que vemos a diario, diría que muchos fansubs son incluso mejores que la gran mayoría de grupos de profesionales relacionados con lo audiovisual/editorial que haya por ahí, al menos en actitud. ¿De dónde salen las críticas pues? ¿Se espera que sean “profesionales” siendo simplemente aficionados? ¿Quién dicta las reglas sobre la profesionalidad de los fansubs? Es normal que cada cual tenga su propio baremo de calidad para escoger un fansub de confianza, pero tendréis que admitirme que quitando lo personal, no hay nada que realmente nos diga de verdad si podemos considerar a un fansub bueno o malo, simplemente más o menos acorde a nuestros gustos. Y si vais a poner ejemplos de “fansubs malos“, os recuerdo antes de finalizar que no son precisamente pocos los que quieren ver el anime lo antes posible, en un tamaño de mierda, les da igual la ortografía y con una traducción caspilla les vale más que de sobra.
Lo dicho, no son más que baremos personales todo. Además, ¿quién querría ser profesional en esto?
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